27 jul 2012
Según Wikipedia “Paleoarte es un término informal acuñado por Mark Hallett para la expresión artística que representa temas relacionados a la paleontología. Estas pueden ser representaciones de restos fósiles o recreaciones de las criaturas vivas en sus ecosistemas”. Se dice que la génesis del paleoarte comenzó cuando Charles Darwin volvió de su travesía por Beagle, y entregó al médico e ilustrador británico, Richard Owen (1804-1892), varios fósiles recolectados durante el viaje con los que Owen reconstruyó varias especies que “revivieron” gracias a su astucia de ilustrador y a los aportes de Darwin.
El Chile y en el mundo los paleoartistas son muy pocos, si bien muchos artistas pueden dibujar dinosaurios, la gracias es que estos sean representados con la menor cantidad de errores posibles, los que solo se pueden evitar si se conoce a cabalidad la especie que se va a ilustrar. David Rubilar, jefe de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural de Chile, explico que:
“Yo diría que hay varios artistas que se dedican a ilustrar dinosaurios u otros animales prehistoricos en el país. Pero son muy pocos los que se dejan asesorar científicamente. Para un ojo entrenado, la ilustración no asesorada presenta errores garrafales. Son dibujos bonitos, pero no representan para nada la rigurosidad con la que se debe ilustrar. El trabajo de un buen reconstructor o ilustrador científico es tan meticuloso como el de un anatomista, ya que es finalmente esa imagen la que será referente para un animal extinto”.
Los paleontólogos tampoco pueden encargarse por si solo de dibujar a los dinosaurios que encuentran, ya que aunque en su mente tienen todos los estudios y datos para crear un dinosaurio muy parecido al extinto, también necesita de conocimientos en el arte del dibujo y el talento de encantar al público que verá estas ilustraciones.
Uno de los más reconocidos paleoilustradores de Chile es Mauricio Álvarez, quien se dedica a este arte científico desde 1997 y ha trabajado en los más importantes museos de Argentina, Brasil y Chile. Para Álvarez su trabajo requiere de mucho esfuerzo, no es llegar y dibujar: “recibo los papers y resúmenes escritos en publicaciones científicas, observo imágenes realizadas por otros ilustradores, fotos de mamíferos similares, y viajo al bosque a observar especies parecidas. En el bosque, además, desarrollo el proceso creativo de imaginar al animal en vida, in situ, en su madriguera, recorriendo el bosque, comiendo, etc”.
La labor de los paleoartistas es para muchos misteriosa, pero gracias a ellos el imaginario colectivo mundial pudo conocer a los dinosaurios. Su trabajo es tan penetrante que ahora que se descubrió que probablemente los dinosaurios habrían tenido plumas, hace que para una gran parte del planeta sea muy difícil cambiar la imagen que desde siempre tuvieron de los dinosaurios, aunque nunca los hayan visto.
