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Posted by : Unknown
3 jul 2012
Microfotografía electrónica de madera degradada por la acción de un hongo
La hipótesis de Jennifer M. Robinson no ha recibido confirmación hasta ahora, cuando un grupo internacional de 71 investigadores de 12 países ha aportado pruebas en un artículo publicado en Science.
Tendemos a ignorar a los hongos y a menospreciar su importancia, pues no son animales que se muevan ni plantas que producen oxígeno, pero sus 1.500.000 especies estimadas juegan un papel esencial en los ecosistemas terrestres. En su mayoría no producen setas, sino que son microscópicos o forman filamentos que se pueden propagar por una gran superficie. Uno de los seres vivos más extensos conocidos es un hongo que ocupa varias hectáreas de superficie, los análisis genéticos así lo demuestran.
Sin los hongos no sólo no tendríamos champiñones, sino que tampoco tendríamos pan, cerveza, vino o casi cualquier otro producto fermentado. El valor económico de los hongos es enorme y tiene impacto en muchas disciplinas que incluyen la industria farmacéutica. Aunque a veces su impacto es negativo, como en Medicina o en Agricultura. Únicamente un 5% de los hongos han sido clasificados taxonómicamente por la ciencia.
Sólo unas pocas especies de hongos son capaces de descomponer la lignina. No hay otros seres que sean capaces de hacerlo. Si hongos aparecieron justo al final del Carbonífero, entonces esta sincronización no sería casual.
Según este estudio, la acción enzimática de estos hongos terminó siendo una fuerza ecológica muy fuerte que consiguió destruir la acumulación de madera muerta y con ello la acumulación de carbón.
En este estudio se ha conseguido reconstruir la evolución de la degradación de la lignina analizando la distribución de las enzimas que son capaces de dividirla. Con esto han podido definir mejor la evolución de la familia de genes que codifican dichas enzimas.
Este grupo de investigadores se centró en un grupo de hongos conocidos como Agaricomycetes. Este grupo incluye hongos que también degradan la celulosa y hemicelulosa de la madera y los hongos que degradan la lignina. Compararon 31 genomas de estos hongos.
Además han encontrado 12 secuencias genéticas que potencialmente pueden servir en la industria microbiológica como fuentes potenciales para sistemas de producción de biocombustibles o en sistemas de biorremediación entre otras aplicaciones.
Este estudio genético les permitió reconstruir la genealogía de estos hongos y remontarse en el pasado en busca del origen de la degradación de la lignina gracias al uso del “reloj molecular”. Este reloj se basa en la hipótesis de que las mutaciones se acumulan a un ritmo constante, así que el número de mutaciones permite estimar la cronología de los linajes. En este caso permitió saber cuándo surgió por evolución el antepasado de todos los hongos degradadores de lignina.
Los datos indicaron que este antepasado apareció hace 300 millones de años, justo al final de Carbonífero, y que esta habilidad de degradar la lignina surgió sólo una vez en la historia evolutiva.
Este estudio también arroja luz sobre la adaptación de este grupo de hongos, pues algunos evolucionaron hacia su coexistencia con las plantas, por ejemplo a través de la formación de microrrizas. Estas otras especies dejaron de degradar la lignina y encontraron otras formas de obtener nutrientes.
El mundo más verde que este planeta ha conocido se terminó cuando apareció una innovación evolutiva en los hongos. Esto se logró una sola vez, pero cambio para siempre la faz de la Tierra. No es difícil preguntarse sobre cómo sería el mundo si se hubiesen dado otras innovaciones desconocidas o si no se hubiesen dado otras que sí se dieron. Nunca lo sabremos.