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- Too fossil or not too fossil: Rinogrados
Posted by : Unknown
22 mar 2013
En 1998 nos hacíamos eco
de la desaparición de los rinogrados, un extraño grupo de mamíferos
caracterizados por presentar una nariz extraordinariamente desarrollada.
Su descubrimiento en los Mares del Sur, en 1941, supuso una noticia
desconcertante para muchos biólogos. En efecto, el estudio de la
morfología, comportamiento y ecología de estos animalitos, endémicos de
las islas Ayayay, llevó a la definición de un orden particular de
mamíferos, el de los Narigudos. En 1956, una prueba atómica secreta
provocó un cataclismo que destruyó por completo el archipiélago y tuvo
como consecuencia la desaparición de los rinogrados y de la biota
insular asociada, así como de todos los investigadores del Instituto
Darwin en Mairúvili encargados de su estudio.
Por suerte, el Profesor
Harald Stümpke (seudónimo de Gerolf Steiner, zoólogo de la Universidad
de Karlruhe) había redactado un pequeño tratado sobre los rinogrados,
que fue publicado en alemán por Gustav Fischer en 1961. La versión en
francés editada por Masson vio la luz en 1962 y la edición americana de
Chicago University Press en 1967. En su prefacio de la edición francesa,
el eminente Pierre-Paul Grassé, profesor de la Sorbona de París y
editor del famoso Traité de Zoologie, consideraba que el
descubrimiento de los narigudos era una de las mayores gestas en la
historia de la Zoología: “El libro de Harld Stümpke no solo aporta
hechos nuevos, insospechados, sino que invita al Hombre de ciencia a
reflexionar sobre las causas profundas de la diversificación de los
seres vivos en nuestro planeta, sobre el motor mismo de la evolución. La
patabiología se muestra en todo su esplendor”.
Los rinogrados son seres de pequeño tamaño, recubiertos de pelo, que ocupan una gran diversidad de nichos ecológicos. Ya hemos dicho que se caracterizan por el gran desarrollo del nasario (u órgano nasal). Éste puede ser simple o múltiple y desempeña funciones muy diversas. Con excepción de la forma ancestral Archirrhinos, la nariz es el órgano locomotor de los rinogrados. Los miembros posteriores están generalmente reducidos, mientras que los anteriores se han transformado en órganos prensiles para manipular los alimentos. La cola puede adoptar formas aberrantes: en Emunctator se termina en una garra provista de una glándula venenosa, mientras que en Cephalanthus sirve para fijarse en el sustrato.
Los rinogrados son seres de pequeño tamaño, recubiertos de pelo, que ocupan una gran diversidad de nichos ecológicos. Ya hemos dicho que se caracterizan por el gran desarrollo del nasario (u órgano nasal). Éste puede ser simple o múltiple y desempeña funciones muy diversas. Con excepción de la forma ancestral Archirrhinos, la nariz es el órgano locomotor de los rinogrados. Los miembros posteriores están generalmente reducidos, mientras que los anteriores se han transformado en órganos prensiles para manipular los alimentos. La cola puede adoptar formas aberrantes: en Emunctator se termina en una garra provista de una glándula venenosa, mientras que en Cephalanthus sirve para fijarse en el sustrato.
La clasificación
sistemática de los rinogrados está basada en la forma y función de la
nariz. Steiner distinguió un total de 138 especies, reunidas en 28
géneros y 15 familias. Algunos narigudos son sésiles, otros han
desarrollado la facultad de saltar -como los saltonáceos-, y uno de
ellos (Otopteryx volitans) es incluso capaz de volar. Muchos
rinogrados son insectívoros, pero también se conocen formas
vegetarianas, sobre todo frugívoras, y una especie carnívora (Tyrannonasus imperator).
Entre las formas altamente especializadas, algunas son acuáticas y se
alimentan de plancton, otras tienen un modo de vida excavador. Steiner
describe además casos de simbiosis y parasitismo entre los rinogrados.
La rinogradología es una
rama de la Patabiología, que algunos han querido incluir dentro de la
Criptozoología, mientras otros defienden que comparte los mismos
principios metodológicos que la Fantazoología. Discusiones metafísicas
aparte, el estudio de los rinogrados ha movilizado a un selecto grupo de
zoólogos, cuyas especialidades van de la embriología a la sistemática,
de la anatomía a la ecología, y de la fisiología a la filogenética.
Además de Steiner y Grassé, otros eminentes rinogradólogos son los
profesores J. Bromeante y L. Bouffon, ambos autores de trabajos de
renombre.
En 1978 se descubrió un esqueleto de Otopteryx volitans
en las colecciones del Museo de Ginebra. El ejemplar fue inmediatamente
expuesto al público. Tres años después, se hallaban (y disecaban) los
restos de un Emunctator sorbens en el Museo de Estrasburgo. En
1984, un paleontólogo aficionado anunció el descubrimiento en una caliza
del Cenomaniense de Normandía de restos fósiles pertenecientes a Otopteryx,
lo que confirma que la evolución de los rinogrados se remonta hasta el
Cretácico, hace unos 100 millones de años. Poco después, las obras con
motivo de la renovación de la Gran Galería de la Evolución en París
permitieron descubrir varias cajas con ejemplares de rinogrados
recolectados por Bouffon en las Islas Ayayay. El primer intento de
filogenia molecular realizado por el genético Pierre Darlu en 1992 no es
concluyente, de modo que aún desconocemos si los rinogrados estaban más
estrechamente relacionados con los roedores, los proboscídeos o los
marsupilamis.
En 2012 se han dado a
conocer los últimos avances en rinogradología. El primero y más
increíble ha sido el hallazgo de tres nuevas especies de narigudos en
muestras botánicas recogidas en 2006 durante la expedición a la Isla
Espíritu Santo en el Pacífico, lo que demuestra que estos seres no se
han extinguido. Las tres especies pertenecen al género Nasoperforator. Su estudio indica que se trata del primer vertebrado xilófago conocido. Una hipótesis para explicar la dispersión de Nasoperforator
es que utilizaron como medio de transporte los barcos que visitaron
antaño el archipiélago de las Ayayay (dicho sea de paso, hay que afirma
que este rinogrado sería el responsable del naufragio del Conde de La
Pérouse, desaparecido en 1788). Para celebrar el descubrimiento, una
exposición dedicada a los rinogrados abrió sus puertas el 1 de abril de
2012 en el Museo de Historia Natural de París. Coincidiendo con la
misma, se ha publicado una nueva edición en francés del libro de
Steiner, que conserva el prólogo de Grassé y cuenta además con un complemento de Guillaume Lecointre, profesor del Museo de París, y una bibliografía puesta al día.
Hasta la fecha, el
tratado de Steiner ha sido editado en un puñado de idiomas. A la espera
de una traducción en castellano y otras lenguas de nuestro entorno,
deseamos una larga vida a los rinogrados y a quienes los estudian.
Fuente: El Vinosaurio