19 jun 2011
A lo largo de la historia han sido muchas las hipótesis que se han manejado respecto al origen del hombre, sean éstas relativas al origen de nuestros descendientes homo o bien respecto a nuestra propia especie Homo Sapiens Sapiens. Obviamente la popularización de la teoría de la evolución proclamada por Charles Darwin en el siglo XIX significó muchísimo a la hora de hacer algunos ajustes a la ya oxidada maquinaria eclesiástica que proclamaba el origen humano en la matriz divina.
Todas las mitologías en tanto visiones legítimas del mundo proclaman el origen humano lejos del terreno de lo empírico. Así, mientras el Cristianismo apunta al origen del hombre en manos de Dios, existen incontables mitologías a lo largo de todo el mundo que creen en el origen de nuestra especie a partir de los restos del cuerpo de un dios, del semen de otro o de la cólera de otra deidad. De hecho, hasta existen algunos dementes como Erich Von Daniken que han hecho mucha plata diciendo que nuestro origen estuvo en manos de extraterrestres.
Daniken, uno de los tipos más repudiados por la ciencia y al que se le concedió el premio Ig Nobel en 1991 ridiculizando sus extravagantes supuestos, es un suizo que se hizo sus millones que ha sostenido que la evolución humana ha sido manipulada por manos alienígenas, y que además el desarrollo de muchas de los logros llevados a cabo por muchas civilizaciones (particularmente las mesoamericanas) se dieron a raíz de su contacto con seres de otros planetas. Fraude seguro, pero genialidad a la hora de ganar dinero.
Erich Von Daniken: Un fraudulento charlatán
Uno de los más célebres arqueólogos que erraron significativamente al buscar el origen de la humanidad fue Gustaf Kossina (derecha). A fines del siglo XIX y en las primeras tres décadas del siglo pasado, científicos de toda Europa se arrancaban los pelos por proclamar su patria como la que dio origen al ser humano. Inglaterra, Francia e Italia eran tres posibles focos de origen, aunque en Alemania la figura de Kossina cobró importancia al proclamar que la humanidad había tenido origen en Alemania.
Obviamente al nazismo esto le venía como anillo al dedo, y proclamó a Kossina como director de sus programas de arqueología, y a su teoría como la única válida para ser impartida en clases. Kossina creía que los arqueólogos alemanes que no se concentraban en el estudio de su civilización eran antipatriotas que debían ser desterrados. Hoy en día la figura de Kossina, a pesar de haber sido importante en muchos aspectos técnicos, ha quedado tapada por una manta de polvo, a tal punto que, por ejemplo, ni figura en Wikipedia en inglés. Otra figura no tan polémica pero que tampoco estuvo muy acertada a la hora de encontrar el lugar donde se originó el hombre fue la de Florentino Ameghino. Este arqueólogo argentino es un personaje clave en arqueología sudamericana, y su hipótesis principal fue la de que el hombre había tenido su origen en la Pampa argentina. Hablamos de los comienzos del 1900, la mayoría de restos fósiles de sitios como Koobi Foora o la Garganta de Olduvai aún no habían sido encontrados, por lo cual su hipótesis no era nada descabellada para la época. Obviamente la historia no le dio la razón, pero se lo considera el fundador de la arqueología en Argentina y Uruguay, y de hecho sus postulados continúan siendo objeto de estudio.
Actualmente la polémica sobre el origen del hombre tiene dos enfoques: el multirregionalista y el genético. El primero apunta a la raíz del hombre en más de un continente, mientras que la teoría de la Eva Africana sostiene que nuestro origen está en África, habiendo cobrado mayor popularidad la segunda que la primera. Sea como sea, el debate está abierto, aunque lo cierto es que las miradas apuntan a África.
