Indiscutiblemente, la colección paleontológica que fuera reunida por Alejandro Berro, y albergada hoy en el museo homónimo, en el Castillo Mauá de Mercedes, es de las mas importantes del Uruguay; y en esta ocasión destacaremos una de sus piezas mas singulares: un huevo de dinosaurio.
Perteneciente probablemente al genero de los Titanosaurios, se le estima una antigüedad de entre 65 y 83 millones de años, lapso de tiempo correspondiente al Cretácico Superior, que fue el período en que estos dinosaurios vivieron.
Los titanosaurios pertenecieron al grupo de los saurópodos, conformado por los dinosaurios de mayores dimensiones que existieron sobre el planeta. Poseían un cuerpo esbelto y un cuello increíblemente largo, al igual que su cola, pero cuya extensión variaba según la especie.
El cuello era una de sus características más singulares, permitiéndole nutrirse hasta del follaje más alto de los árboles, para lo cual podían ayudarse irguiéndose sobre sus patas traseras. Contrastando con el resto del cuerpo, la cabeza de los saurópodos era pequeña, con las fosas nasales ubicadas en lo que seria la frente.
Para su alimentación, estrictamente herbívora, se valían de dientes semejantes a lápices con capacidad de consumir solo las plantas blandas, suponiéndose que tragaban su alimento entero, triturándola posteriormente por medio de gastrolitos, o sea, piedras que ingerían para tal fin.
Los titanosaurios pesaban alrededor de los 12.000 kilos, y podían alcanzar los 15 metros de largo, extensión abarcada en buena parte por una esbelta y flexible cola, que podría haber sido utilizada como principal medio defensivo.
Debido a su oviparismo, tras el periodo de reproducción, los titanosaurios se retiraban a zonas consagradas a la nidificación, en la cual, tras ahuecar un pequeño montículo hecho en el suelo (frecuentemente cerca de cursos de agua), depositaban en él alrededor de 30 huevos esféricos de superficie rugosa y un peso aproximado de 1 kg.
Un ejemplar de estos huevos de titanosaurio es el que se conserva en el Museo Paleontológico. De unos 20 cms de diámetro y un cascarón de alrededor de 2,5 mm de espesor, al llegar a manos del colector Alejandro Berro, fue considerado por éste como un “instrumento indígena”, como consta en el registro que aún se conserva en el museo.
En Soriano, las zonas aledañas a Palmitas (Estancia “El Aguila”) son consideradas yacimientos de huevos y nidales de dinosaurio, de los cuales se han podido conservar partes fósiles de nidos con restos de huevos eclosionados, aunque lamentablemente, por ahora, no se encuentran en exhibición.