Al parecer las mujeres de nuestros ancestros gustaban de viajar fuera de sus predios. Estudios realizados revelan que, contra toda expectativa, las hembras de los antiguos homínidos solían alejarse de casa para encontrar pareja y probablemente iniciar una nueva familia. Los resultados también muestran que los machos permanecían en el hogar junto a sus parientes.

Por años los científicos se han preguntado si nuestros antepasados ―como la mayoría de los primates― vivían en grupos sociales muy unidos donde los genes nuevos se introducían capturando a mujeres de otros grupos. Pero hacer una investigación de los modelos de organización social de los primeros humanos no es tarea fácil cuando median miles de años y sólo se cuenta con restos óseos.

Sin embargo, con mucha sagacidad los paleontólogos han creado un método que les permite averiguar de qué se alimentaban los homínidos y en qué zonas habitaban. Mediante rayos láseres, extirpan trozos diminutos de esmalte dental y analizan su composición. Los isótopos de estroncio reflejan el lugar donde vivían los individuos pues, cuando se forman los dientes, este elemento se incorpora a través del suelo a todos los nutrientes que se ingieren.

Se tomaron 19 muestras de dos especies relacionadas con el australopiteco, todas localizadas en la región sudafricana. La prueba confirma que los individuos con dientes grandes, presumiblemente masculinos, fueron alimentados antes de los 8 años en los alrededores de los asentamientos donde vivían. Por el contrario, en el caso de los individuos con dientes pequeños que corresponderían a las hembras, se observa que en la juventud fueron alimentadas muy lejos de sus cuevas originales.

De esto se deriva una interrogante: ¿si la zona que habitaban los homínidos no tenía obstáculos naturales, por qué eran las mujeres quienes se movían más a buscar pareja? Los expertos piensan aplicar el método en restos de otras poblaciones de australopitecos para tratar de encontrar regularidades y confirmar si es un patrón general.

Esta es la primera demostración que se hace en relación con los patrones de dispersión de la familia humana ancestral. Por otra parte, el estudio arroja información importante sobre algunos comportamientos de los antiguos, lo cual es vital para comprender cómo era su alimentación, el tamaño de los clanes, las dimensiones de sus cuevas, el modo en que obtenían sus alimentos y cómo se defendían de los depredadores.