¿Fuimos los pandas de la antigüedad?
Diseminados a lo largo de todos los rincones de la Tierra y con millones de años de existencia a cuestas, los humanos (y los ancestros de los humanos) conformamos un gran linaje evolutivamente exitoso. Eso es fácil advertirlo a día de hoy, momento en el que prácticamente toda la Tierra tiene una huella humana sobre sí; lo mismo no ocurría hace un millón de años atrás.
Viajamos a un momento de nuestra historia evolutiva en el que las únicas especies de homínidos que poblaban nuestro planeta eran Homo erectus, Homo ergaster y los Homo sapiens arcaicos. Según Lynn Jorde, genetista humano de la Universidad de Utah en Salt Lake City, en este período los humanos enfrentamos una peligrosa crisis que nos dejó al borde de nuestra extinción.
Para llegar a esa conclusión, Jorde y su equipo analizaron dos genomas humanos modernos completamente secuenciados, en los cuales se focalizaron en elementos móviles llamados secuencias Alu, pequeños fragmentos de ADN que se mueven entre regiones del genoma, a un ritmo tan lento que su mera presencia en una región genómica implica es motivo suficiente para asumir su antigüedad.
De esta manera, los investigadores calcularon el tiempo en el que determinadas secuencias Alu se mantuvieron en ciertas regiones de ambos genomas, llegando a la conclusión de que la población efectiva humana era de 18.500 individuos entre las tres especies; 55.000 individuos a lo sumo.
Esta cifra indica que los seres humanos enfrentábamos por ese entonces un real peligro evolutivo, y estábamos en auténtico riesgo de extinción. Resta averiguar cuál fue la causa aparente de dicha crisis; tal vez una erupción volcánica, un terremoto o una sequía devastadora.