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- Fósil apoya un reordenamiento de ramas filogenéticas
Posted by : Unknown
13 sept 2011
El fósil de Eoandromeda octobrachiata, de hace 580 millones
de años, sugiriere que algunas de las ramas más bajas del árbol
filogenético animal deben ser reordenadas.
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El estudio ha sido dirigido por Feng Tang de la Academia China de Ciencias Geológicas de Pekín. Según publican él y sus colaboradores en Evolution and Development, Eoandromeda sería el antepasado de los modernos ctenóforos o tenóforos (Ctenophora, gr. “portadores de peines”), animales gelatinosos similares a las medusas que se caracterizan por tener ocho filas de cilios iridiscentes a lo largo de sus cuerpos que utilizan para nadar. Si están en lo cierto, el resultado apoyaría la idea de reordenar las ramas más bajas del árbol mencionado.
Los ctenóforos, junto a otros grupos mayores, se sitúan cerca de la base del árbol filogenético animal, pero su posición relativa a ellos es controvertida. Normalmente se coloca a las esponjas en la parte más baja porque se supone que fueron las primeras en aparecer, luego le seguirían los cnidaria, es decir, medusas, anémonas y similares y después se coloca a los ctenóforos.
Eoandromeda proporciona una prueba más en favor de una posición más basal de los ctenóforos. Esta prueba viene de la forma del fósil, con simetría octorradial, es decir, que su cuerpo puede dividirse en ocho piezas iguales. Sin embargo, los modernos ctenóforos, pese a sus ocho peines, tienen simetría birradial o bilateral (al igual que las anémonas, moscas y humanos)
Si Eoandromeda apareció después de los cnidaria entonces, según estos investigadores, la simetría bilateral tuvo que aparecer dos veces en la historia evolutiva, una para los cnidaria y de nuevo para los organismos bilaterales posteriores a Eoandromeda. La solución más simple es asumir que Eoandromeda apareció primero.
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Pero a día de hoy la controversia persiste y las opiniones al respecto reflejan la ideología de cada investigador. Algunos expertos incluso dudan de que Eoandromeda sea un ctenóforo o antepasado de ellos, pues el fósil carece de algunas de las características de los modernos ctenóforos, como los tentáculos o la boca. Aunque siempre es de esperar diferencias entre fósiles y sus descendientes modernos. Según algunos de estos oponentes, este fósil podría ser un Vendobionta, seres unicelulares gigantes de forma ameboide ya extintos propuestos para explicar la fauna fósil descubierta de esa época.
Es de esperar que este debate quede solventado por la Genética dentro de poco. Mientras tanto, como siempre, nos toca esperar.
La aventura de encontrar nuestros más remotos antepasados pluricelulares todavía continua. Como en otras ramas de la ciencia, la búsqueda de algo es la búsqueda de nosotros mismos, de dónde venimos o qué somos. Esto es un valor añadido, el valor cultural que amplia nuestra sabiduría, de la ciencia básica que la aplicada no suele proporcionar. No sólo de pan vive el científico, sino también de la belleza de sus hallazgos.