Paleontoriano

Una controversia compleja supone la identificación de los fósiles de nuestros antepasados para lograr definir qué lugar ocupa cada especie en la cadena evolutiva que precede al ser humano.
Especialmente el Australopitecos sediba revela una mezcla de características de monos, características de Australopitecos anteriores y además del propio Homo erectus, lo que deja perplejos a los científicos.

Australopitecos sediba

Los restos del cráneo y las extremidades se corresponden con los rasgos de los Australopitecos, cuyo ejemplar más famoso es el esqueleto de 3 millones de años llamado Lucy.
Sin embargo, el resto del cuerpo presenta características modernas como lo son la pelvis y las manos, lo que hace preguntarse si no podría ser incluido en el genero Homo.

Escaneos realizados en el cráneo también señalan que, aunque las propiedades del cerebro son básicamente similares a las de los chimpancés y los propios Australopitecos, esta especie poseía una región frontal asociada a las habilidades cognitivas superiores, por ejemplo, la planificación.

Andar

Por otra parte, la orientación de las piernas y tobillos del A. sediba apunta que probablemente caminara erguido. Sin embargo, los largos brazos y otros rasgos de los pies recuerdan a los chimpancés.
Todo parece indicar que esta especie estaba dotada de ambas adaptaciones: el bipedismo y la habilidad para morar en los árboles.

Los científicos consideran que este tipo de fenómeno se da normalmente en las especies de transición, las que suelen mostrar propiedades de sus antepasados, pero también de las nuevas especies que aparecerán.
El evento hace muy difícil la labor de identificación pues la mitad de los expertos apoyará ubicar los fósiles en los Australopitecos y la otra mitad, en el género Homo.

Pelvis

Una característica enigmática es la anchura de la pelvis. Según considera la ciencia, la pelvis humana se desarrolló para poder dar cabida al cerebro de los fetos humanos.
Pero el hecho de que en épocas anteriores, en especies también anteriores, ya se habría producido esa ampliación, indica que la causa del fenómeno no se relaciona con las dimensiones cerebrales de los bebés humanos.

Incertidumbre

Cada día se hace más difícil definir dónde se ubican las distintas especies que fueron nuestros ancestros, en la carrera evolutiva. Pueden ser eslabones de la cadena, pero también pudieran ser callejones sin salida del árbol, que poseen algunos elementos humanos.
De cualquier manera, la investigación está abierta y a los científicos no les queda más remedio que seguir adelante para intentar explicar mejor cuál es el origen de los seres humanos actuales.