Paleontoriano

Poco se imaginaba el geólogo aficionado que en 2001 descubrió el yacimiento de Basturs, en el Pallars Jussà, que su hallazgo permitiría aportar datos clave en la formulación de teorías sobre la extinción de los dinosaurios. Poco después del descubrimiento se pusieron en marcha campañas de excavación de las que ya se cuentan diez ediciones y que han recuperado un millar de restos tanto animales como vegetales.
El director del museo de Conca Dellà, Rodrigo Gaete, asegura que el claro predominio de restos de una especie concreta de dinosaurio, el herbívoro hadrosaurio, evidencia que la población era muy importante en el momento de su extinción y refuerza las teorías de una desaparición brusca, como la del meteorito. Esta especie, de la que en Basturs se han hallado abundantes restos óseos, estaba extendida en numerosos puntos del planeta y se caracterizaba por tener un morro con una forma similar al pico de un pato, cientos de dientes y andar tanto sobre dos como sobre cuatro patas.
Gaete participó en la primera campaña, que duró 15 días y que ya puso en evidencia el enorme potencial del lugar al descubrirse medio centenar de restos. A lo largo de estos 10 años el yacimiento se ha hecho célebre sobre todo por el descubrimiento de restos de huevos de dinosaurio.
Junto a los restos animales, Gaete explica que las excavaciones permiten definir con cierta concreción el paisaje de la zona en la etapa final del periodo Cretáceo, es decir, poco antes de que se extinguieran los dinosaurios, alrededor de 67 millones de años atrás. A diferencia de las montañas y bosques que ahora caracterizan el Pallars, en aquél momento la zona era una llanura con salida al Atlántico y con un clima tropical, radicalmente opuesto al de ahora. Ello influía en la vegetación, entre la que se contaban incluso palmeras.